EL
COMIC, EL CINE Y LA CINEMATOGRAFÍA
Como
los restantes medios de audiencia masiva, el cómic ofrece un muestrario de
estrategias para volver inteligible la otredad, cuya estructura simbólica es
filtrada, manipulada, hasta hacer de ella un pastiche de fácil interpretación. No
es casualidad, por tanto, que los valores éticos se traduzcan en valores
estéticos, forzando la metonimia en la representación.
A
la hora de establecer las notas esenciales del parentesco entre el cómic y la
imagen en movimiento, conviene resaltar la importancia del dibujo animado, que
comparte con la historieta símbolos de movimiento. Es habitual en la animación
y el cómic el uso de estereotipos, que sintetizan ideas preconcebidas y ayudan
a una comprensión rápida del público, sobre todo si éste es infantil.
Tanto
en el cine como en la historieta existe una construcción de la secuencia,
siguiéndose parecidos criterios técnicos para conseguir el ritmo narrativo
pertinente. Este hecho se demuestra al comparar una página de cómic con otra de
story-board, que es la planificación dibujada de las
secuencias que será usada al preparar cada sesión de rodaje. De hecho, es frecuente
que sean dibujantes de historieta los encargados de realizar el story-board.
El cine adaptado al cómic
Hollywood
descubrió en sus inicios el potencial económico de los productos derivados de
sus películas. Pero una de las fuentes más considerables de ingresos fue la
adaptación a la historieta de personajes previamente explotados en el cine,
sobre todo el de animación.
Lejos
de establecer una turbamulta de acontecimientos dispersos, cine y comic bélico
comparten durante unos años una actitud unitaria, patriótica, defensora de los
valores tradicionales de la sociedad americana.
Flash Gordon es
una historieta de ciencia ficción
creada por el dibujante Alex Raymond el 7 de enero de 1934
para el King Features Syndicate, como página
dominical, y continuada luego por diversos guionistas y dibujantes, entre los
que también destaca Dan
Barry. Surgida para competir con las aventuras de Buck Rogers,
rápidamente desarrolló un éxito muy superior y más perdurable en el tiempo. Fue
adaptado a la televisión y
el cine, y
posiblemente constituyó el icono más
conocido de la ciencia ficción visual hasta la
aparición de Star Wars.
Flash Gordon
comenzó su andadura el 7 de enero de 1934. Los guiones eran obra de Don Moore,
editor de revistas de literatura pulp, quien,
sin embargo, no aparece acreditado en la página. Perteneciente al género
conocido como space opera, es una serie de acción con un punto
de partida bastante delirante: Flash Gordon, un famoso jugador de fútbol americano de los New York Jets, y Dale Arden,
futura novia del héroe, se lanzan en paracaídas cuando un meteorito
alcanza el ala del avión en que viajaban. Caen cerca del laboratorio donde el
científico Hans Zarkov prepara sus planes para desviar la trayectoria de
un meteorito mayor que va a chocar contra la Tierra. El plan consiste nada
menos que en lanzar contra el meteorito un cohete, al que obliga a subir a Dale
Arden y Flash Gordon a punta de pistola. Como resultado, y sin ninguna
explicación del guionista, los tres van a parar al planeta Mongo.
Mongo
está habitado por diversos seres bajo el dominio del tirano Ming el
Despiadado, quien pretenderá conquistar la Tierra y casarse con Dale Arden,
mientras que su hija Aura se encapricha de Flash. Durante años los tres
compañeros luchan contra Ming, encontrando amigos y aliados entre los pueblos
oprimidos de Mongo como el príncipe Thun de los hombres león. En sus
aventuras recorren todos los distintos reinos de Mongo, como el reino de los
bosques de Arboria, regido por el príncipe Barin; la ciudad flotante de
los hombres halcón, donde reina el príncipe Vultan; el reino helado de
Frigia de la reina Fria, el reino de la jungla de Tropica, dominado por la
reina Desira o el reino submarino de los hombres tiburón, regido por el rey
Kala.
Posteriormente
se desplazan fuera del planeta usando naves espaciales que van «más rápido que
la luz» hacia otros sistemas planetarios, donde continúan sus aventuras como en
las guerras Skorpii. Pero Flash y sus amigos regresan con frecuencia a Mongo,
tras haber derrocado a Ming y donde reina el príncipe Barin, que se ha casado
con Aura, reinando la paz excepto cuando Ming o alguno de sus descendientes
organizan revueltas para recobrar el poder.
El
trabajo de Raymond en Flash Gordon constituye, desde el punto de vista
gráfico, una de las obras clásicas del cómic estadounidense. El teórico C. Couperie estableció
tres fases estilísticas:
1.
Una época barroca (1934–1937): Sobre todo a partir de 1935, cuando Raymond abandona la otra
serie que le ocupaba, Secret Agent X-9,
las historias de Flash Gordon adquieren un tono épico y en los dibujos de
Raymond cobra creciente protagonismo la figura humana.
2.
La época del idealismo (1938–1940): En 1938 el dibujante decide incluso
prescindir de los bocadillos o globos de diálogo -como se hacía en otras series
de aventuras, como Príncipe Valiente,
de Harold Foster- para no estorbar la estructuración
plástica de la viñeta.
Flash
Gordon llegaría a convertirse en uno de los más importantes iconos de la
cultura popular, conociendo adaptaciones a diferentes medios, como el cine y la
televisión.
Comics
y cinematografía
Las relaciones entre los comics y el cine
llamaron la atención entre los estudiosos, y las que más estimularon la
colaboración de dos sectores coetáneos de la industria cultural, en parte
porque los films de dibujos animados ofrecían con gran evidencia un estatuto
hibrido entre el comic y el cine.
Los comics y el cine
heredaron conjuntamente de la novela y del teatro la escisión entre el tiempo
ficticio de la narración y el tiempo real de la percepción o lectura que vive
el lector o el espectador según sea el caso.
Hay que tener en cuenta que
un comic no solo está formado por imágenes, sino que también, omiten emisiones
sonoras secundarias del medio. La verbalidad que estos ofrecen es mediante la
escritura; mientras que en el cine deviene la oralidad. Pero los dos tienen la
capacidad mito génica en el mercado cultural, también se potencian mutuamente.
Spielberg vuelve con “Tintín”
Hablar de Steven Spielberg es hablar de una de las personalidades más
importantes de la historia de Hollywood, un cineasta polifacético que en su
momento cambió el mismo funcionamiento de la industria y que desde entonces se
ha convertido en una especie de leyenda viva.
Es también uno de los pilares del cine de aventuras actual, un maestro del
espectáculo visual y el entretenimiento en su forma más clásica. Si bien en su
currículum figuran filmes de pesado contenido dramático como “La Lista de
Schindler” (1993), “Rescatando al Soldado Ryan” (1998) y “Munich” (2005), el
cineasta es probablemente más conocido por inmortales filmes de aventura como
“Tiburón” (1975), “E.T., el Extraterrestre” (1982), las dos primeras “Parque
Jurásico” (1993 y 1997) o la saga “Indiana Jones”.
El otro fue no sólo el regreso de Spielberg al género de la aventura, sino
que fue también nada menos que su debut en el cine de animación. Aliado con
otro de los directores más influyentes de la actualidad, el neozelandés Peter
Jackson, y armado con la misma tecnología que permitió a James Cameron
sorprender al mundo con “Avatar” (2009), el director estadounidense trajo a la
pantalla grande a uno de los personajes de cómic europeos más amados.
Tintín, un intrépido reportero que vive innumerables aventuras junto a su
fiel perro Milú y aliados como el experimentado marino conocido como Capitán
Haddock, fue creado por el caricaturista belga Hergé, en 1929. Hergé publicó 23
libros con aventuras del periodista desde su creación hasta 1983, año en que
falleció. En ese período, “Las Aventuras de Tintín” se volvió una de las
publicaciones más populares de Europa, y fue traducido a unos 50 idiomas. El
personaje trascendió las páginas y fue adaptado a radio, televisión -en la
forma de una serie animada- y teatro, además de varias adaptaciones al cine,
animadas y con actores reales.
El mismo Hergé -insatisfecho con las adaptaciones al cine previas de su
personaje- se convenció de que Spielberg era el único que podría hacerle
justicia, luego de ver en 1981 “Cazadores del Arca Perdida”, el primer filme
sobre Indiana Jones, que guardaba muchas similitudes con las aventuras de
Tintín. En la semana en que murió, el dibujante tenía programada una reunión
con Spielberg; finalmente, la viuda del artista cedió los derechos de filmación
al director. Sin embargo, la insatisfacción del director con los guiones
mantuvieron al proyecto dormido hasta 2007, año en que se anunció que dos
filmes se producirían, el primero con Spielberg como director y Jackson como
productor; los roles se revertirían en la secuela. En 2011, “Las Aventuras de
Tintín: El Secreto del Unicornio”, finalmente llegó a las salas.
BIBLIOGRAFIA
La mirada opulenta. La
narración icónica con imágenes fijas,
Román Gubern
http://www.abc.com.py/espectaculos/spielberg-regresa-con-tintin-386793.html
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